Noche buena

Es la ruta hacia Pehuajó, un 31 de diciembre. El Torino corre rápido y ciego en la niebla, haciendo eses. Mamá baja las ventanillas para que el viento le vuele el alcohol a mi papá, que cabecea al volante. El auto se llena de unos cascarudos fríos y chiquitos, de color beige. Yo empiezo a gritar de asco. Tengo uno caminando por la pierna. Puedo sentir las patitas una por una, como cosquillas asquerosas. Mi hermana sigue durmiendo. Mamá me manda callar y me tapa con el diario, por el frío. Es verano pero hace frío. No paro de chillar, se llenó de bichos, me quiero bajar. Papá putea, quiere llegar para el brindis de la media noche al menos. Y ella, vas a brindar con soda vos. Él que chista, no hables más querés. Mamá lo obliga a parar. Nos saca del auto a los tirones. A la ruta, de noche.
Lo miro arrodillado sacando uno por uno los cascarudos. Los mocasines blancos llenos de tierra. La panza le cuelga por debajo de la chomba rayada. Mamá lucha con el encendedor. Mi hermana que se duerme parada. Ella la sacude. Despertate querés, que te vas a caer al piso y ensuciar todo el vestido.
Lejos, muy lejos, donde hay unas luces, veo subir alto una cañita voladora.



de "El sabor de la cereza"