Las observo sentada en un banco de la plaza de Coyoacán. Feliz por el recuerdo de que éste es un momento que ya viví, y que sigo viviendo ahora.
Ayer, hoy, mañana. Es lo mismo.
Bailan recortándose contra el cielo del atardecer. Un cielo de gigantes. Con nubes gigantes, enormes, desproporcionadas. Hermosas. Bailan girando hasta un suelo de antiguas piedras grises.
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Hoy sólo los gorriones se posan sobre las piedras de la Pirámide.
Junto a ella, la catedral se hunde.
Junto a ella, la catedral se hunde.
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